Con hilos de soles y lunas
Al presentar a nombre de Apidama Ediciones, este
nuevo libro de Susana Jiménez Palmera, Con
hilos de soles y lunas, saludo un tejido,
y cada puntada, una nueva palabra que
se solaza en una búsqueda, como muy bien lo dice Susana en el poema Hilatura:
Con una
mano se hilarán colores / y con la otra se tramarán / retazos de la brisa.
Y finaliza diciendo: Mira la rueca / y vigila cómo en el bastón / se devana el futuro/ sin
dejar suelta una sola hebra.
El símbolo femenino del tejido es Penélope,
quien para mantener su castidad ante la ausencia de Odiseo, teje y desteje un
sudario que le permite soportar aquella ausencia.
En este caso, en lugar de tejer de día y
destejer en la noche, Susana hila con una mano los colores y con la otra
retazos de brisa, sabe que cada instante queda consignado en el tejido, como si
fuera el gran libro donde los seres humanos dejamos escrito para la posteridad
nuestra historia, no podría por tanto, dejar una sola hebra suelta, ella las
recoge, las suma, las alimenta.
En este caso la poeta es una tejedora de sueños y de vivencias, una
mujer que traspasa, el espejo y el espejismo, como lo dice en su poema Ritual del trigo:
Traspaso
un mundo de espejismos, / traigo tejida el ala del atardecer / que despunta en
mis pupilas / y esparce delirios.
Si entramos en el significado profundo de esta
metáfora, y comprendemos cómo los espejismos nos confunden, a poetas y no
poetas, nos parece ver un gran pozo de agua y luego, resulta que no es lo que
parece, es el producto apenas de nuestra imaginación. Y continuamos leyendo
este poema “traigo tejida el ala del
atardecer”, vuelve nuestra poeta y teje a su cuerpo el ala del atardecer, que despunta en mis pupilas / y esparce
delirios.Este tejido apunta a rescatar su cuerpo de la nada, de la quietud,
del olvido. Pero se niega de alguna manera, a confrontar los espejismos y busca
las alas para volar y esparcir sus delirios.
Susana Jiménez es una poeta que recurre a
distintos temas, me referiré a su poema, Anaestasia,
el cual lleva un epígrafe de Rafael Alberti que dice:
¡Nostalgia
de los arcángeles! Yo era… / Miradme. / Vestido como en el mundo, / ya no se me
ven las alas. / Nadie sabe cómo fui, no me conocen.
Y recurro al epígrafe y ahondo un poco más en él,
porque Anaestasia, resulta un tanto
enigmática en el poema. Y cuando lo leemos nos resulta una mezcla de arcángela y poesía.
Con mirada
de espejo / cautivas mi piel / y guardas en los pliegues / de tu manto el
despertar/ de las rosas.
Compás /
melodía / mujer de versos sembrados / en tierra desafiante, te escondo / y
cubres mi rostro / y lates en mi sangre. / No quiero que te descubran / ahora
que te he recibido / como bálsamo para mi alma / y aura para mis suspiros: /
Perpetúa, perpetúa, la metáfora del fuego / y no huyas, te grito / no tengas en
cuenta / los días en que muero.
Esta mujer lleva consigo el milagro, la belleza
y la magia al ser capaz de guardar en los pliegues de su manto el despertar de
las rosas. Pero hay un elemento que la consagra como musa de la poesía, y son las palabras: Compás, melodía, mujer de versos sembrados en tierra desafiante…
Esto significa que es ritmo, música, verso que siembra en una tierra que para
nuestra poeta es desafiante, puesto que cada palabra que escribe no se conforma
con consignarla y dejarla allí como un algo cualquiera, conozco el trabajo de
Susana con el lenguaje, su búsqueda, la batallas con ella misma por sobrepasar
el significado habitual y lograr algo que signifique y resignifique esa
palabra, situándola en un más allá, como esta arcángela poética, que le permite entrar en el fuego y depurarse en
él. Desea atraparla, dejarla allí, es el equivalente a la Diosa blanca de Robert Graves.
Diosa multiforme que encierra el secreto de toda
expresión artística que sobrevive al tiempo. Esa diosa suprema que reconocían
las culturas matriarcales, pero que al mismo tiempo representa la diosa
enigmática y primordial de la palabra, la que a pesar de todos los mecanismos
que la humidad ha inventado para eliminarla, ella permanece y pocas veces, como
es el caso de Susana Jiménez, se deja ver y sentir.Solo los poetasque saben con
su profunda intuición entrar en el mito, en el origen ancestral de los
arquetipos, pueden llegar a ella, sentirla, vivirla, palparla.
Daré algunos ejemplos poéticos de este libro: Con hilos de soles y lunas, en los
cuales Susana nos lleva por esa lengua de Robert Graves, y nos deja ver a la Diosa desatando árboles, lunas y
estrellas:
En el poema: Tal
vez, nos dice:
Eres el
temblor de la tierra / o la caída del pájaro. / No sé si eres la rama
resistente /
del árbol
con memoria / o a ratos, aquella que cede / bajo el peso de la nieve.
Te siento
en el viento / cuando quiebra mis venas, / en el tornado que envuelve / y
enreda las palabras / para que el silencio permanezca.
En Suspiros
de árboles:
Se fueron
las hojas / y hoy lucen desnudas las ramas, / tallos de hielo abatidos / que
expuestos al frío / simulan una plegaria a la brisa, / sin musitar palabra.
Soportan /
lo sombrío de la época. / Sin adornos / muestran lo fugaz / de las apariencias.
Los invito a leer y releer:Con hilos de soles y lunas, a dejarse llevar por este árbol
escueto, desnudo, abatido por el hielo y
el dolor, para llegar a su esencia, sin adornos ni maquillajes, y en esta
forma descubrir nuestro Otro Yo, el
que no miente y nos enrostra, día a día, lo que realmente
somos, y como diría Susana Jiménez:
Algunos /
que no entienden de suspiros / llaman a esto / naturaleza muerta.
Bienvenida Susana a la 29ª Feria Internacional
del Libro de Bogotá, con tu nuevo libro, esta segunda publicación de tu obra en
Apidama Ediciones Ltda. Te auguro muchos éxitos Con hilos de soles y lunas.
Guiomar Cuesta Escobar
Poeta
Miembro de la Academia
Colombiana de la Lengua
Bogotá, abril 30 de 2016
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