BREVE RESEÑA DE REACHING FOR THE MOON.





Reaching for the moon o Luna en Brasil. En Latinoamérica recibió diferentes títulos pero es una película basada en el libro de Carmen L. Oliveira “Flores raras y banalíssimas”.  Nos cuenta la historia de esos momentos de profunda tristeza, de inseguridades y soledad que vivió la gran poeta norteamericana Elizabeth Bishop, ganadora del premio Pulitzer de poesía en 1956.

En una de sus crisis existenciales recurre a la “cura geográfica” y viaja a Brasil para visitar a una antigua compañera de universidad que vive en esos momentos con la conocida arquitecta Lota Macedo Soares, a quien se le atribuye el diseño del parque Flamenco en Rio de Janeiro. 

Me permití disfrutar de los más hermosos paisajes en la película, de saborear cada frase que me llevaba a la poesía, fue un momento exquisito en donde cada minuto era una invitación a viajar por la seducción, la pasión, el dolor y las pérdidas.

¡Cuántas perdidas! “El arte de perder no es difícil de dominar” 

En medio de una unión a tres corazones, (llamémosle así) en los años 50, con todos los elementos que pueden darse en una relación como esta: celos, armonía, desequilibrio, competencias, etc., encontramos el alma, “eso, tan difícil de encontrar en las relaciones”. Se siente la calma y una suavidad maravillosa a medida que vamos viviendo con ellas las emociones intensas hasta la ceguera alcohólica que invadía a la poeta. 

Aunque no puedes apartarte de vivir con ellas esa necesidad desesperada de estar juntas, de vivir intensamente, compartir los momentos y el amor con vigor, también te sientes flotando en un río de palabras bien escogidas que salen de ese ser inestable y sensible que era Elizabeth Bishop. 

Cuando hago una reseña de un libro o una película para mi blog o para mi grupo de lectura, siempre digo que lo hago desde la orilla de una persona que simplemente vibra con la vida. No sé porque no he querido leer las críticas, tal vez no me interesa saber si las actuaciones de estas mujeres son suficientes como para acercarnos a lo que fueron en la vida real estas dos grandes artistas. Lo único que quiero es compartir la sensación de inspiración que me ha dejado esta película. 

Ella, considerada una de las grandes, no podía amar por un sentimiento tan vulgar y común como el miedo que la sobrepasaba. Un día le confiesa a Lota: “No bebo porque las cosas van mal, quiero beber a cada minuto. Que las cosas vayan mal, solo es una excusa que busco porque si no tengo lo que quiero, me siento sola y triste y si tengo lo que quiero estoy segura de que lo perderé y esa espera es insoportable” ¡Qué profunda soledad en esta gran escritora!, qué difícil era para ella decir “te amo” y aun así escribir bellos poemas de amor. A Lota le decía que no podía esperar que alguien que había sido criado en el desierto nadara como un pez. 

La asfixia, la agonía, el drama, esa inseguridad o lo que te va avisando que todo tiene un final me ha llevado a  entender una vez más lo que muchos vivimos en ciertas relaciones. Fue como ir desfalleciendo con ellas, (al menos a mí me pasó). 

“Cuanto más permaneces en un país, menos lo entiendes” y esto podría ser una gran metáfora. 

No, no termina bien este amor, pero… ¿qué más da, si vivieron quince años de amor y magia estas dos mujeres que eran tan antagónicas?

Me quedo con algunas frases y por supuesto con el poema central.

“Vivir, por todo lo que puede parecer improbable pero no imposible” 

“¿Qué vida esperas tener si pones por encima la amistad al amor?” 

"Algunas cosas no se rompen ni se quiebran, se fortalecen”

“Pocas mujeres escriben gran poesía, 4 están a la altura de los mejores: Emily Dickinson, Marianne Moore, Elizabeth Bishop y Sylvia Plath.” Robert Lowell

“Prefiero que me llamen la poeta 16ª sin referencia ninguna a mi género, antes que ser una de las cuatro mujeres aunque las otras sean muy buenas”. Elizabeth Bishop. 

No, no es difícil adquirir el arte de perder.
Hay tantas cosas empeñadas en perderse,
que su pérdida no es un desastre. 
Pierde algo cada día. 
Acepta el tumulto 
de las llaves que se pierden, 
las horas malgastadas.
No, no es difícil adquirir el arte de perder.
Practica entonces perder más, más rápido:
nombres, lugares, ¿para dónde ibas?...
Es evidente que el arte de perder
no es duro de dominar 
aunque por momentos 
parezca (¡escríbelo!) parezca un desastre. 

Ah, También amé la banda sonora y por supuesto la canción que le da el título a esta película en Norte América. “Reaching for the moon” de Ella Fitzgerald.



Un abrazo, siempre, siempre en el aleteo amoroso de la poesía.
Susana Jiménez Palmera.