NE ME QUITTE PAS





La canción Ne me quitte pas y especialmente la versión de Jacques Brel, su compositor, me ha acompañado en los últimos seis años de mi vida. La primera vez que la vi interpretada por este cantante belga, sentí una tristeza tan profunda que solo puedo compararla con una ráfaga de aire seco que sofoca hasta el ahogo. Nunca me había puesto a analizar las palabras aunque trabaje con ellas, simplemente entendía la canción como un todo, un lamento, una súplica al amor que se va y no se quiere ver partir, un ruego, sí, una plegaria triste y hasta temerosa, pero, nunca había pensado que este hombre era un mendigo del amor. Para mí la vida está llena de causalidades y nada aparece en la vida por casualidad. 

El año pasado llegó a mi país un libro de Máxim Huerta, escritor español con el título de esta canción. No dudé en comprarlo porque ya he dicho antes que esta melodía viene atada a mi vida desde hace años. No recomiendo libros, no soy crítica literaria, solo puedo decir que me gustó porque venía de leer libros más densos y este me sacó desde la primera página con las imágenes que me entregó de aquel estado de pesadez en el que estaba. Lo sentí íntimo, fácil de leer, con historias de amor, soledad, reencuentros, historias de la vida. Aunque por momentos me confundí en la narración por algunos errores, me quedé con los personajes cómo los entendí y con sus vidas.

Esto me llevó a querer leer algo más de Huerta y compré “La parte escondida del iceberg”. Fue aquí donde encontré un análisis de la canción que tarareo a menudo y a la que le he otorgado un encanto especial porque me mueve hasta lo más hondo. Pero qué triste ha sido leer su historia y descubrir que Jacques Brel tomó clases de arte dramático para interpretar sus canciones, que creyó debía dramatizar sus letras para conquistar a más público. Hubiese preferido seguir pensando que aquella interpretación era real, y que era el dolor en su estado más puro el que lo llevaba a cantar de esa manera, “Ne me quitte pas”. 

En la academia de Jacques Canetti, no tenían un buen recuerdo de Brel (es lo que dice Huerta en su libro), y cuenta que fue ahí donde conoció a una actriz llamada Suzanne Gabriello. Era una morena, sensual, inteligente y con una risa maravillosa, (me pareció trivial esta descripción, sin embargo la risa tiene mucha importancia para mí). El cantante estaba casado y de ahí dice Maxim Huerta, vino el drama de la canción. 

Vivieron cinco años de amor prohibido, loco y apasionado (también descripción de Huerta), con encuentros furtivos, lleno de fiebre sexual. Suzanne queda embarazada y Brel se porta como un cobarde. _Sigo pensando que hubiese querido no saberlo_. El cantante se niega a reconocer el hijo de la actriz y esta lo amenaza con demandarle ante los tribunales. Dicen que Brel se aprovecha de esta situación para crear la más terrible canción de amor (a mí no me lo había parecido), y se refugia en su hogar. 

Como últimamente tengo el blog como una bitácora, sin el delicioso intercambio de mensajes con otros blogueros, solo para subir eventos, algunas películas que me gustan, libros, poemas y cualquier otra cosa que me llame la atención, pensé que sería interesante compartir esta historia. Quizá hay alguien más que ama profundamente esta canción y no sabe todo el cuento que la encierra.

Cuando hablo de causalidades es porque siento que de alguna manera todo esto que he leído de cómo nació Ne me quitte pas, llega en un momento de mi vida para liberarme de la desesperanza, de la desolación que me atraviesa cuando la recuerdo o la escucho. Tal vez ahora pueda escucharla sin tanto dolor, sin apego y hasta pueda cambiar de canción como himno al amor. Escoger alguna otra aunque suene más cursi como… Je t’aime. No sé, ahora no sé si me libera o hubiese preferido no ver la parte del iceberg, esa que está escondida, las palabras que no se dicen, la historia que no está explícita en el poema. 

La entrada no puede ser completa si no dejo por aquí esta canción. Ya veré más adelante si sigue pegada a mi vida, o no. Seguramente en unos años leeré esta entrada y recordaré todos los sentimientos en los que se apoyó este escrito. 

Les dejo un abrazo en el aleteo, siempre amoroso de la poesía.